"Queremos invitarlos a reflexionar a partir del interesante comentario dejado por Bibliotekaro en nuestra entrada del viernes 5 de junio: “Mi duda es, nosotros los bibliotecarios aparte de leer el nuevo material que nos llega, buscar información para nuestros profesores y alumnos, ¿podemos o debemos tener un tiempo en nuestro trabajo para lectura personal?”
Nuestra opinión es que todo mediador de la lectura debe partir desde su propia experiencia. Un buen mediador de la lectura es aquella persona que tiene como objetivo construir una cultura lectora y que con sus acciones, actitudes y disposición logra tender un puente entre los libros y los lectores, facilitando el diálogo entre estos dos mundos que necesitan encontrarse.
Sin embargo, nunca hay que olvidar que el primer gran requisito es ser un lector habitual, compartir el gozo por la lectura.
En la iniciación de la lectura hay una buena dosis de contagio y sólo un buen lector puede transmitir el encantamiento y gusto por la lectura, un bibliotecario, coordinador o encargado CRA que no lee no puede traspasar el gusto por los libros.
El programa de lectura silenciosa sostenida, parte de la base que todos (estudiantes y docentes) eligen voluntariamente su material de lectura. Los docentes no pueden realizar otra actividad que no sea leer. En este sentido, el contar con un tiempo de lectura personal dentro del CRA es un aporte. Los niños/as y jóvenes deben ver a los adultos que los rodean disfrutando de la lectura.
Ahora, la excusa del tiempo… este argumento se usa para muchas actividades, no solo para la lectura. Pero no pasa de ser una excusa. Siempre hay tiempo para leer. Si no es en el CRA, será en la micro, esperando en la consulta del doctor o en la fila del banco.
Lo importante es alimentar nuestro espíritu para poder convencer a los que nos rodean que la lectura puede, efectivamente, cambiar nuestra vida. Ser modelo para que otros nos imiten:
"Si bien impartimos conocimiento, estamos descuidando la enseñanza más importante para el desarrollo humano: la que sólo puede impartirse por la simple presencia de una persona madura y amante. En épocas anteriores de nuestra cultura, o en la China y la India, el hombre más valorado era el que poseía cualidades espirituales sobresalientes. El maestro no era una fuente de información, sino que su función consistía en transmitir ciertas actitudes humanas." (Fromm, Erich: El arte de amar. Buenos Aires, Paidós, s/f. Pág. 113)
1 comentario:
Estoy totalmente de acuerdo, si no te gusta algo, no puedes transmitir la ilusión y el encanto que posee. Los niños trabajan por imitación de los padres "si tu lee, ellos leen", pero los bibliotecarios también tenemos una importante labor en este campo. Es muy difícil recomendar un libro sin conocer a alguien, pero en cuanto conoces un poco al usuario se disfruta mucho intercambiando opiniones.
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