Las bibliotecas quedaron vacías
La piel de los libros, cantaron himnos
Ríos de tinta guardaron silencio
Y un mar de anaqueles, vistieron de fiesta.
Árboles con ojos en ramas volaron sin rumbo
Una misteriosa voz de mujer en la computadora
Testificaba al viento el insólito regateo del tiempo
¿Por qué las bibliotecas quedaron desiertas?
No era el Apocalipsis del libro -para nada-, era
La anunciada inforevolución de la lectura
Prefectura analfabetura reinatura decanatura
De siempre, hasta el final iconoclasta de la era
Cuando las bibliotecas tendrán un sólo Libro
Un sólo bibliotecario -genéricamente, Ilustración Monica Carretero
La piel de los libros, cantaron himnos
Ríos de tinta guardaron silencio
Y un mar de anaqueles, vistieron de fiesta.
Árboles con ojos en ramas volaron sin rumbo
Una misteriosa voz de mujer en la computadora
Testificaba al viento el insólito regateo del tiempo
¿Por qué las bibliotecas quedaron desiertas?
No era el Apocalipsis del libro -para nada-, era
La anunciada inforevolución de la lectura
Prefectura analfabetura reinatura decanatura
De siempre, hasta el final iconoclasta de la era
Cuando las bibliotecas tendrán un sólo Libro
Un sólo bibliotecario -genéricamente, Ilustración Monica Carretero
metafóricamente, profeticamente-.
Pero antes, el Internet barrió los escondrijos
De la mente humana, lo real dejó de ser,
Lo virtual, ¿un avance?, lo digital, ¿el final?
Los bibliotecarios nunca quisieron alcanzar el cielo,
Los obligaron los hacedores de zigurats
Aunque tentados, no fueron seducidos jamás,
Bueno, algunas talvez, muchos, ¡quizás!
Las bibliotecas quedaron vacías
Los bibliotecarios se fueron al bacanal de su Día
Cambiaron el silencio en baile, la voz en música,
Liaron con azúcares sus cantos, poemas y cuentos
Para pasárselos con queso y vino de una sola sentada.
En ese tiempo las bibliotecas quedaron vacías
La piel de los libros, cantaron himnos
Ríos de tinta guardaron silencio -respetuosamente-
Y un mar de anaqueles, vistieron de fiesta
En homenaje global a sus más preciados mecenas:
En el Día del Bibliotecario y la Bibliotecaria.
Mario Arce Solórzano
Bibliotecólogo
Pero antes, el Internet barrió los escondrijos
De la mente humana, lo real dejó de ser,
Lo virtual, ¿un avance?, lo digital, ¿el final?
Los bibliotecarios nunca quisieron alcanzar el cielo,
Los obligaron los hacedores de zigurats
Aunque tentados, no fueron seducidos jamás,
Bueno, algunas talvez, muchos, ¡quizás!
Las bibliotecas quedaron vacías
Los bibliotecarios se fueron al bacanal de su Día
Cambiaron el silencio en baile, la voz en música,
Liaron con azúcares sus cantos, poemas y cuentos
Para pasárselos con queso y vino de una sola sentada.
En ese tiempo las bibliotecas quedaron vacías
La piel de los libros, cantaron himnos
Ríos de tinta guardaron silencio -respetuosamente-
Y un mar de anaqueles, vistieron de fiesta
En homenaje global a sus más preciados mecenas:
En el Día del Bibliotecario y la Bibliotecaria.
Mario Arce Solórzano
Bibliotecólogo
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