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Domingo 4 de Abril de 2010
"Desde hace unos años, la literatura para los más pequeños se ha despojado del didactismo y de la moraleja impuesta. Hoy leer implica otras cosas: disfrutar de las imágenes, releerlas y descubrirlas una y otra vez, compartir temores, repensar el final de la historia, jugar con los personajes, en fin, construir sentidos. El panorama literario se ha enriquecido y los libros para niños se han sacudido de prejuicios con respecto a las capacidades de comprensión de los más pequeños y a los temas que se podían abordar".
"Desde hace unos años, la literatura para los más pequeños se ha despojado del didactismo y de la moraleja impuesta. Hoy leer implica otras cosas: disfrutar de las imágenes, releerlas y descubrirlas una y otra vez, compartir temores, repensar el final de la historia, jugar con los personajes, en fin, construir sentidos. El panorama literario se ha enriquecido y los libros para niños se han sacudido de prejuicios con respecto a las capacidades de comprensión de los más pequeños y a los temas que se podían abordar".
Así se expresaron ante LA GACETA, las docentes Alejandra Prado y Mariana Díaz Salazar.Los libros infantiles -agregaron- ponen en discusión nuevos temas como la muerte, los miedos, la vejez, la separación de los padres, la discriminación, el machismo y la organización familiar, y "ponen en tela de juicio las figuras, antes indiscutidas, de los padres y los docentes". Hoy -sostienen- el libro invita al niño a pensar, a discutir y a construirse como sujeto y como ciudadano.Las especialistas en lectura dieron algunas sugerencias a los padres y mayores:
• Busque un momento para compartir un libro con su hijo. Esto sólo le llevará unos minutos. El tiempo que usted dedica para leer con su hijo es un gesto, un mimo, una caricia que quedará marcada en su corazón en forma indeleble.
• Permita que el niño disponga desde muy pequeño de todo el tiempo que quiera para leer.
• Visite con él librerías, exposiciones, muestras de arte, museos, ferias de libros.
• Regale libros así como se acostumbra a regalar juguetes. Este obsequio le permitirá visitar mundos imaginarios. Imaginar implica ejercitar el pensamiento; entonces una persona que piensa es una persona libre. Un libro, un diario, una revista, abren las puertas para pensar, para entender la realidad.
• Si usted lee y conversa sobre sus lecturas, sus hijos lo imitarán. Recuerde que se educa más con el ejemplo que con las palabras.
• Cuando elija un libro piense en los gustos de su hijo y no sólo en lo que a usted le gustaba leer cuando era pequeño.
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