Vía: Lectura LAB
En el día a día está presente la discusión como práctica común. Debatir resulta útil para convencer a los demás de nuestras razones o alcanzar en el intercambio de opiniones la propuesta más justa. El debate en la biblioteca y en la escuela es una buena herramienta para practicar la argumentación, expresar, escuchar y contrastar opiniones sobre temas de interés para los participantes, sean o no curriculares; resulta muy útil también para profundizar y conformar valoraciones en torno al tema debatido.
¿Qué se debe tener en cuenta a la hora de prepararlos?:
· Se puede comenzar mostrando a los participantes cómo el debate está presente en todos los ámbitos de la vida: en el mundo judicial, el parlamento y los medios de comunicación, etc.
· Hay que buscar asuntos de interés para que los participantes se sientan motivados. El tema debe estar sujeto a la controversia y debe tenerse acceso a información documentada desde los diferentes planteamientos o posturras.
· Investigar previamente sobre el tema de discusión sería el paso siguiente, esencial para el acertado desarrollo de la sesión de discusión.
· Preparar un plan de intervención, establecer qué línea de argumentación se va a seguir y cuáles van a ser las ideas centrales que se van a defender, también es condición fundamental para obtener un resultado positivo.
¿Cómo podemos llevarlo a cabo?
· La realización de un debate puede comenzar por la introducción en el tema mediante recursos que llamen la atención de los participantes, como el humor, la noticia o la anécdota. En cuanto a la exposición de cada postura, debe estar sólidamente apoyada en argumentos razonados, datos contrastados y opiniones probadas.
· La réplica y la contrarréplica tienen como objetivo principal invalidar la tesis contraria. Son la oportunidad para, mediante la crítica constructiva o el apunte de deficiencias del contrario, contrarrestar su tesis y reforzar la propia.
· Para articularlas adecuadamente, es importante escuchar el discurso del grupo contrario y anotar los puntos débiles de su razonamiento. Esto no ayudará a rebatir con mayor precisión sus ideas.
· La conclusión será la última intervención. Debe tratarse de un resumen preciso de los argumentos, réplicas y contrarréplicas mantenidos a lo largo de las intervenciones de cada persona o grupo. La intervención del mediador adulto resumiendo los puntos más destacables del debate también puede resultar muy útil para los participantes.
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