Por Paola Faúndez, Macarena Manríquez y Milú MorelliEquipo Biblioteca Colegio Wenlock
"Los niños de hoy están expuestos a una variedad cada vez mayor de estímulos, principalmente a medios informáticos y electrónicos. Esto nos hace cuestionar su capacidad para interesarse en la lectura como una práctica individual, social y familiar, como una opción que se hace de forma voluntaria y por gusto, más que por una obligación escolar. Esa realidad nos motivó como biblioteca y colegio a llevar a cabo un proyecto que buscó promover y fomentar la lectura. ¿Cómo? A través de la ilustración de los personajes favoritos de los niños en las bolsas donde llevarían sus préstamos para vacaciones de invierno.
Queríamos hacer entretenida y especial la instancia de solicitar un libro, agregándole cariño a través del trabajo manual. Dentro de los objetivos también estaba difundir la lectura al citar junto a cada personaje el título del libro y su autor, involucrar a la comunidad escolar en la realización y difusión de la actividad, permitir que, a través de un objeto tangible, la familia pudiera conocer y valorar el trabajo riguroso y prolijo hacia sus hijos, y estimular a los niños a través de la creación artística con diversos materiales.
De acuerdo con nuestra estadística de préstamos, seleccionamos los libros favoritos de los niños y los separamos de la circulación normal por un tiempo, para poder escoger y recrear las ilustraciones que íbamos a dibujar sobre bolsas de papel kraft. Invitamos a trabajar en la actividad al equipo de mamás que ayuda en la biblioteca y planificamos la creación de unas 300 bolsas en un plazo de un mes y medio. Los materiales fueron los sobrantes de las salas de clases, tales como cartulinas, papeles de distintos tipos, lápices pastel, restos de género, lanas, témperas, etc.
Así fueron tomando forma la tortuga Franklin, Sapo, de Max Velthuijs, el Malvado Conejito, de Tony Ross, Willy, de Anthony Browne, Peter Rabbit, de Beatrix Potter, el pingüino, de Oliver Jeffers, la bruja Winnie, de Korky Paul, y muchos otros.
Los niños siguieron atentamente la producción de las bolsitas. Somos tres personas en la biblioteca y los tiempos de avance eran especialmente en los recreos, donde nos turnábamos para prestar libros y dar referencias a los pequeños mientras otras pintaban, cortaban o pegaban. Todos los niños decían algo: algunos opinaban sobre el trabajo, otros reconocían a sus personajes y hasta nos contaban anécdotas de cuando habían leído el libro. Cada uno nos pedía un personaje distinto, pero en la práctica lo que nos interesaba es que se preguntaran justamente por los personajes que no conocían y que, además, valoraran el trabajo lento, organizado y cuidadoso de un objeto que era para ellos.
Una semana antes de las vacaciones se hizo entrega de los préstamos de invierno. A cada niño le tocó una ilustración al azar, lo que generó otro elemento sorpresa y motivó que muchos niños quisieran llevarse a casa el libro que correspondía a esa ilustración.
Creemos que esta es una actividad replicable, que puede ser compartida y adaptada a la realidad de cada grupo de niños o jóvenes que se desee beneficiar; una práctica que descubre para los lectores nuevos autores y temas, y que entrega beneficios mucho mayores que el tiempo invertido en llevar a cabo la iniciativa.
Junto al éxito de la actividad a nivel de colegio, el proyecto fue reconocido con una Mención Honrosa en el Concurso Buenas Prácticas en Lectura 2012, organizado por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de la Región Metropolitana."
1 comentario:
Muy interesante el reportaje. ¡Una excelente idea!
M.Fernanda Correa
SSCC Concepción
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