Las primeras historias que le llegan a un bebé se transmiten habitualmente en forma de canción. Lectura y música, sonidos y letras, mantienen estrechas conexiones que pueden favorecer de una forma lúdica la práctica de la pronunciación y la entonación, la adquisición de aprendizajes significativos a través de la repetición y el ritmo, el desarrollo de la memoria y la creatividad; así como facilitar la transmisión del folclore para recuperar y compartir tradiciones.
· Narrar historias en las que los ritmos y los sonidos formen parte del texto (onomatopeyas, por ejemplo) o puedan sumarse (ejemplo: “se abrió la puerta y se escuchó una melodía…”; a continuación el narrador tararea la música), de tal forma que realcen o sustituyan a la palabra.
· Poner distintos ritmos a poemas o historias rimadas para convertir la poesía en canción y enriquecer la experiencia lectora.
· Imaginar la banda sonora de una historia y recopilar temas musicales para escucharlos en paralelo a la lectura.
· Recopilar por escrito, en papel o en soporte digital, canciones y otras composiciones en un cancionero personalizado, que puede ilustrarse con dibujos o imágenes para complementar el lenguaje musical y literario con el visual.
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