El sábado se realizó en la capital polaca un simbólico acto organizado por la revista literaria chilena Casagrande, con el auspicio de la Dirección de Asuntos Culturales de la Cancillería.
Marilú Ortiz de Rozas
Las aspas del helicóptero tronaron en medio de la noche polaca, antes de arrojar su precioso cargamento de cien mil poemas, media tonelada de versos, al tiempo que tañían las campanas de varias iglesias de Varsovia. La ciudad que los recibió conmemoraba el bombardeo del que fue víctima hace setenta años, hecho que marcó el inicio de la Segunda Guerra Mundial.
Las aspas del helicóptero tronaron en medio de la noche polaca, antes de arrojar su precioso cargamento de cien mil poemas, media tonelada de versos, al tiempo que tañían las campanas de varias iglesias de Varsovia. La ciudad que los recibió conmemoraba el bombardeo del que fue víctima hace setenta años, hecho que marcó el inicio de la Segunda Guerra Mundial.
"Los poemas se imprimieron en Polonia en ediciones bilingües, sobre marcalibros, y como todas las veces anteriores, los ansiosos espectadores se abalanzaron para tomarlos entre sus manos y leerlos. Fue muy emotivo", expresa desde Varsovia Julio Carrasco, uno de los organizadores del acto, junto con José Joaquín Prieto y Cristóbal Bianchi, miembros fundadores de la revista literaria Casagrande.
Los versos fueron escritos por cuarenta autores chilenos y cuarenta polacos, todos poetas menores de cuarenta años, que fue la edad que acordaron. Por parte de los chilenos figuran Leonardo Sanhueza, Paula Ilabaca, Gloria Dunckler y Marcela Saldaño, entre otros.
"Nos esmeramos en seleccionar bien a los autores participantes de acuerdo con su trayectoria y obra, así como velamos por incluir mucha presencia femenina", agrega Carrasco. También se preocupan de imprimir los poemas en material biodegradable, punto significativo en Europa.
Este es el cuarto acto organizado por el colectivo Casagrande. El primer escenario para el "bombardeo de poemas" fue el Palacio de la Moneda, en el año 2001. Un año más tarde fue el turno de la ciudad de Dubrovnik, epicentro del conflicto en los Balcanes, y en 2004 se replicó la gesta en el tristemente célebre poblado vasco de Guernica.
"Hemos apoyado desde un inicio este proyecto por su enorme contenido ético, porque sitúa el espíritu de la belleza y la poesía por sobre la violencia. Es nuestra forma de contribuir a una cultura de paz", manifiesta el embajador Emilio Lamarca, director de Asuntos Culturales de la Cancillería. Su meta es realizar un último acto en Japón y luego cerrar el círculo en Chile, mostrando el audiovisual que se está realizando.
"Es muy duro darse cuenta de que el simple acto de arrojar poemas desde un helicóptero abre heridas muy dolorosas", declara José Joaquín Prieto.
En el caso de Varsovia, se trata de una ciudad muy especial no sólo por los embates sufridos durante los conflictos bélicos, sino también por la religiosidad y efervescencia cultural de sus habitantes. Desde hace varios días se vienen organizando lecturas poéticas de autores polacos y chilenos en diversos puntos de la capital de esta nación, hoy rebautizada Versovia.
"Una nube de palabras suspendida en el aire no cambia la historia de una ciudad, pero ayuda a darle sentido", concluyen los organizadores.
EN INTERNET
http://www.loscasagrande.org/
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